HUNGRÍA. Día 1. Budapest: Explorando Pest.


15 de julio de 2014

¡El día de nuestro viaje había llegado! Tuvimos que madrugar un montón porque nuestro avión salía desde Barcelona El Prat a las 6:15 h, pero dicen que sarna con gusto no pica, así que allá que nos levantamos nosotros la mar de felices. Dos horas y media más tarde aterrizamos en el primer destino de nuestra ruta, Budapest, una ciudad de la que solo habíamos oído cosas buenas pero de la que tampoco teníamos demasiadas referencias. ¡Mejor! Más por descubrir :P

Lo primero que hicimos fue dirigirnos al centro desde el aeropuerto. Cogimos un autobús pero nos hicimos la picha un lío, y debía de ser bastante evidente, porque una señora de lo más amable se acercó a nosotros y, hablándonos en italiano, nos ofreció ayuda. Sí, pensaba que éramos italianos, y la señora húngara dominaba el idioma a la perfección porque estaba casada con un napolitano. Como tenía que hacer el mismo recorrido que nosotros porque vivía por la zona en la que nos alojábamos, se ofreció a acompañarnos, ¡y hasta nos dejó en la calle del hotel! Ya veis que fue superamable, y no solo ella, pues nuestra impresión sobre los húngaros seguiría mejorando a lo largo de los días siguientes :)

Tras instalarnos dio comienzo nuestro recorrido por la ciudad. Ese día habíamos decidido centrarnos unicamente en Pest, la parte de Budapest que se encuentra a la derecha del Danubio. El primer punto de nuestro itinerario fue el Parlamento, pero no quisimos entrar y desde allí continuamos hasta el paseo del Danubio. El calor era insoportable, y no exagero al decir que rondábamos los 40ºC...


Dimos un paseo en dirección al Puente de las Cadenas, y a lo largo del camino vimos puntos y lugares de interés como la Plaza Vidagó, el Palacio Gresham y la escultura de los zapatos. Este último llama mucho la atención, sobre todo por la historia que esconde detrás, ya que la escultura es un homenaje a los 20.000 judíos que fueron fusilados a orillas del Danubio durante la Segunda Guerra Mundial, justo en la zona en la que se encuentra.


En el paseo del Danubio también se encontraba la escultura de la princesita, concretamente junto a la parada Vidagó Tér del tranvía n.º 2A, en el tramo que hay entre el Puente de las Cadenas y el Puente de Elizabeth. Esta estatua a tamaño real data del 1990 y su autor, el conocido artista húngaro László Marton, se inspiró en su hija de seis años, a quien un día vio jugando en el jardín disfrazada de princesa. Debido a su similitud con un duende, se la conoce también como «la estatua del duende».

¡Qué bonica es!

Llegados a este punto decidimos hacer una primera parada para comer. Eran las 14:00 h, el calor seguía apretando y nos moríamos de hambre. Elegimos un Subway para no detenernos demasiado, ya que queríamos aprovechar el primer día todo lo posible. Eso sí, después nos pasamos por la Pastelería Gerbeaud, una de las más famosas —y caras— de la ciudad. En la terraza estábamos estupendamente: a la sombra, con nuestros cafés fresquitos y con la melodía del saxo de fondo...



A las 15:30 h volvimos a ponernos en marcha y nos dirigimos a la Sinagoga Judía. El último acceso era a las 17:30 h, así que fuimos caminando hasta allí dándonos toda la prisa posible. La entrada incluía el acceso a la sinagoga, el memorial y el museo judío, y si pagábamos un poquito más también podíamos hacer una visita guiada en español. Como la diferencia era muy pequeñita no nos lo pensamos, y la verdad es que mereció muchísimo la pena y la recomendamos encarecidamente.


Dos horas más tarde finalizamos nuestra visita. Desde la Sinagoga nos dirigimos a la Avenida Andrassy para volver al hotel dando un paseo. Así, a lo largo de todo el recorrido pudimos seguir viendo lugares importantes de la ciudad, como la Basílica de San Esteban o el Teatro de la Ópera.


Al día siguiente seguiríamos disfrutando de Pest, pero de una manera mucho más relajada, ya que teníamos reservado el acceso al balneario Széchenyi... :)

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