ZARAGOZA. Día 1 (II). El Monasterio de Piedra.


26 de abril de 2014 (tarde)

Después de visitar el parque natural y de comer, todavía nos quedaba tiempo para ver el Monasterio de Piedra antes de que saliera el autocar que nos llevaría de vuelta a Zaragoza. Como la visita estaba incluida en la entrada combinada decidimos aprovecharla, y además tuvimos suerte, porque nada más entrar nos informaron de que estaba a punto de comenzar una visita guiada totalmente gratuita y que podíamos unirnos si queríamos. No nos lo pensamos dos veces y, por supuesto, nos apuntamos.

Atención: entrada megateórica.

BREVE HISTORIA DEL MONASTERIO

A finales del siglo XII, Alfonso II de Aragón donó a los monjes de Poblet el castillo de Piedra para que fundaran allí un monasterio cisterciense, pero entre unas cosas y otras no fue hasta 1203, 17 años después, cuando comenzó a construirse el Monasterio de Piedra, que pertenece al gótico cisterciense, cuyas características son una arquitectura sobria, sencilla, austera y luminosa.

Los monjes vivieron allí tranquilamente algo más de 600 años, pero a partir de 1808 sufrieron tres expulsiones.Las dos primeras tuvieron lugar en 1808 y 1823 y posteriormente se les permitió volver, aunque la definitiva se produjo en 1835 con la desamortización de Mendizábal (la expropiación de bienes eclesiásticos para financiar al ejército liberal que apoyaba a Isabel II en la I Guerra Carlista) y, de este modo, se puso punto y final a la comunidad. Los bienes y edificios conventuales fueron subastados, y no fue hasta 1844 hasta que su entonces propietario transformó los huertos del Monasterio en un jardín paisajista. Desde entonces se ha habilitado un hotel, se ofrecen diferentes exposiciones en el claustro y se ha conseguido preservar el conjunto en el estado que puede verse actualmente.

DEPENDENCIAS

Tras ponernos en situación con esta introducción histórica, la guía comenzó a enseñarnos las distintas dependencias y las distintas exposiciones que hoy en día acoge el Monasterio.

Claustro. De las dependencias que allí se encontraban, hoy día solo se conservan la sala capitular y el dormitorio común (actualmente es el restaurante Reyes de Aragón, uno de los restaurantes que se encuentran en el complejo).

Iglesia. La iglesia abacial del Monasterio se construyó entre 1262 y 1350. Actualmente se encuentra en ruinas a causa del abandono que sufrió a partir del siglo XIX tras la desamortización.

Sala capitular. Era la sala en la que cada día los monjes se reunían con el abad. Allí se leían y comentaban algunos pasajes de la Regla de San Benito de Nursia y se debatían cuestiones relacionadas con el gobierno de la abadía.

La cillería (Museo del Vino). Una actividad destacada del Monasterio de Piedra fue la producción de vino para consumo propio de los monjes y para venderlo en Calatayud y Daroca. Esta actividad tenía lugar en la cillería y el vino era de muy buena calidad, y es por ello que la Denominación de Origen de Calatayud decidió ubicar en esta sala el Museo del Vino, una exposición que alberga objetos y paneles explicativos. Además, también puede visitarse la bodega.

Museo de Carruajes. En esta otra exposición se exhiben carruajes de los siglos XIX y XX.

El reflectorio y la cocina (Museo del Chocolate). El reflectorio era el comedor del monasterio, y era accesible desde el claustro para los monjes y desde la cocina para los sirvientes. Actualmente, en la cocina se acoge la Exposición de la Historia del Chocolate, pues fue aquí donde en 1534 se elaboró chocolate en Europa por primera vez, ya que Fray Jerónimo de Aguilar, uno de los compañeros de Hernán Cortés en la conquista de México y antiguo fraile del Monasterio, envió cacao junto con una receta al abad.

El Callejón de los Conversos. Esta galería abovedada era el pasillo a través del cual accedían a sus dependencias los hermanos legos conversos, que eran hombres que hacían votos incompletos. Tenían sus propios espacios, se ocupaban de los trabajos manuales de la abadía y no podían mezclarse con los frailes.


Tras finalizar la visita guiada al Monasterio de Piedra, que tuvo una duración de aproximadamente 30 minutos, nos apresuramos a coger el autocar para volver de nuevo a Zaragoza. El camino se nos hizo un tanto pesado, pero valió la pena por haber visitado un lugar tan bonito como este.

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